El ser humano tiene más bacterias
que un coleto
Lampazo, coleto o mopa como se le conoce en América Latina
Cientos de bacterias viven en la piel humana
pero no sabíamos que eran tantos:
Cada año, los científicos nos sorprenden con nuevos descubrimientos que arrojan luz sobre nuestro comportamiento, las habilidades que nos hacen únicos, la complejidad de la mente y el cuerpo humano o la forma en la que evolucionamos.
La piel humana es el hogar de centenares de bacterias / ABC
Sabíamos que una legión de microorganismos, principalmente bacterias, vivía a sus anchas en nuestra piel.
Un estudio realizado por el Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano en Bethesda y que publicó la revista Science apunta a centenares de especies diferentes.
Las comunidades bacterianas más diversas se encuentran en los antebrazos (44 especies diferentes como media), y su diversidad depende, entre otras cuestiones, de la cantidad de vello.
Las menos diversas están justo detrás de nuestras orejas (19 especies diferentes como media).
Los investigadores explican que a pesar de que existe una corta distancia «geográfica» entre las axilas húmedas y velludas y los antebrazos, suaves y secos, estos dos «nichos» son tan distintos entre sí a nivel ecológico de los desiertos. ESPECIAL EL CATATUMBO
La piel humana es el hogar de centenares de bacterias / ABC
Sabíamos que una legión de microorganismos, principalmente bacterias, vivía a sus anchas en nuestra piel.
Un estudio realizado por el Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano en Bethesda y que publicó la revista Science apunta a centenares de especies diferentes.
Las comunidades bacterianas más diversas se encuentran en los antebrazos (44 especies diferentes como media), y su diversidad depende, entre otras cuestiones, de la cantidad de vello.
Las menos diversas están justo detrás de nuestras orejas (19 especies diferentes como media).
Los investigadores explican que a pesar de que existe una corta distancia «geográfica» entre las axilas húmedas y velludas y los antebrazos, suaves y secos, estos dos «nichos» son tan distintos entre sí a nivel ecológico de los desiertos. ESPECIAL EL CATATUMBO
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