Nelú de Marcano
¿Cuál es la importancia de fomentar una conciencia ecológica?; ¿Por qué tanta insistencia en el tema? Los lectores de esta columna siempre me comentan que tenemos que insistir en el tema por cuanto nosotros seguimos actuando como si el problema del calentamiento global y de deterioro del medio ambiente no nos tocara. Por ello, hoy trataremos sobre el aspecto interno o plegado del medio ambiente.
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En un conversatorio con jóvenes del curso introductorio de Ciencias Ambientales de la UNEFM, en el que participe invitada por el prof, Freddy Hernández; manejamos algunas ideas relacionadas con los aspectos invisibles del medio ambiente refiriéndome a las vibraciones que cada uno de nosotros emana y que también son fuente de contaminación ambiental. Les decía que la Dra. Elaine Beauport (1994) en su libro Las Tres Caras de la Mente asume que el cerebro no es simplemente masa encefálica recubierta de sustancia gris que pesa kilo y medio sino que “el cerebro es un sistema de energía y al ser visto de esta manera, se abre la proposición de diferentes procesos de inteligencia que vibran en las ondas gruesas de lo finito hasta las ondas más finas de lo infinito. Es decir: lo mas finito se relaciona con la energía que emanan los sentimientos de odio y rencor; y lo infinito como el amor y el sentido de eternidad Por lo tanto, nuestros sentimientos y palabras llevan una carga vibratoria que puede ensuciar el mundo espiritual de las personas a quienes van dirigidos, el propio así como el de todo lo que nos rodea. Odairisama (2009), guía espiritual de Sukyo Mahikari recomendó que debemos tener un sonen alegre (sonen es el sentimiento más profundo); palabras positivas y actuar de manera constructiva. En relación al medio ambiente, significa que el cambio tiene que comenzar primero por uno mismo; con nuestra manera de interactuar con los otros y cobra especial importancia que usemos palabras que eleven la dignidad del ser humano. Nosotros somos el ejemplo y la guía de las generaciones futuras, por eso, y con esta conciencia, empecemos a evaluar y replantear lo que estamos haciendo con el planeta.
Por ello es que insistimos en el rescate de la espiritualidad como esencia de vida, como norte de la educación y de la formación de esa conciencia ecológica. Para Gallegos (1999), “la espiritualidad es una experiencia individual natural y directa de lo sagrado, de lo trascendente, del fundamento último que es la esencia de todo lo que existe”. Esto quiere decir que la espiritualidad es una actitud de vida, un modo de asumir la cotidianidad, de entender e interpretar lo subjetivo e intersubjetivo como factores que se conjugan en actitudes, en sentimientos y por ende en los valores que impulsan al hombre a actuar en la sociedad a la que se pertenece; implica, que la verdadera espiritualidad no tiene relación con dogmas religiosos ni con ninguna institución. Ella es la base del puente de una educación consciente y holista que parte de la familia. Y esa conciencia espiritualista puede ser el asidero para generar un cambio en la actitud depredadora del medio ambiente hacia una conservacionista, ecológica y del reciclaje. Hay que comenzar actuar ya. Hasta la próxima semana.
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